A NUESTROS ASAMBLEISTAS, UNA DECLARACIÓN MASÓNICA.
En estos días, la Paz y la tranquilidad de la familia dominicana pueden quedar muy comprometidas, en razón de causas que ya han sido puestas en movimiento, pero con unas consecuencias muy graves para todos. Entre ellas está la siguiente:
Dentro de la honorable Asamblea Revisora, cientos de nuestros asambleístas, que sucede representan al pueblo dominicano, se encuentran a punto de incluir en la Constitución misma de la República el artículo más delicado de todos y uno que no pertenece a la Constitución. Se trata de que, supuestamente, la VIDA HUMANA se inicia en el momento de la concepción; y desde ya tiene la protección del Estado. Ese es el día en que se une el óvulo con el espermatozoide dentro del útero de la mujer. Se trata de un día que resulta totalmente desconocido para cada ser humano, y que ninguno de nosotros se atrevería a señalarlo como su verdadero cumpleaños y su onomástico. De ser aprobado ese artículo 30 que le han propuesto a los asambleístas, ellos estarían determinando ahí el destino de todo futuro aborto entre las mujeres dominicanas, sin importar las razones y las circunstancias que los pudieran rodear, aun las más extremas. Artículo 30, que sin quererlo podría costarle la vida a muchas dominicanas y convertir a mucha gente inocente en potenciales delincuentes.
Las mujeres representan un 52 % de la población, pero no necesariamente en la Asamblea Revisora, ni en ningún sector del Estado. Estos asambleístas que son legisladores y políticos, mayormente masculinos, aparentemente están siendo influenciados por dos fuerzas que no nos parecen como las más idóneas para una decisión de esa naturaleza.
A la hora de las votaciones, el pasado Jueves 16, los asambleístas parecen influenciados por líneas claramente bajadas desde dos fuentes diferentes; ambas proceden de instituciones con disciplina, organización y poder. Primeramente (1) desde las CUPULAS DE LOS PARTIDOS, y (2) desde JERARQUIAS RELIGIOSAS. Los primeros son expertos en Ciencias Políticas. Los otros se fundamentan en dogmas que no son cuestionables y en la Fe ciega, la cual no requiere de razonamiento. En aquella ocasión, los asambleístas de dos grandes partidos, votaron por la prohibición absoluta del aborto; cosa que hicieron en bloques unificados, demostrando con ello poner sus intereses de partido por encima de los del pueblo dominicano, así como de sus convicciones más íntimas.
Ahora bien, ¿saben ellos lo que es la VIDA misma? Y todavía más, ¿saben ellos cuando ésta COMIENZA?
De hecho: ¡Ninguno de ellos sabe, con la más mínima certeza, cuándo comienza la vida!! En realidad nadie lo sabe. Se trata de algo que, en sí mismo, es demasiado profundo y fácilmente cualquiera podría argumentar que comienza: al nacer, al respirar, a los siete años; a los catorce, a los veintiuno, etcétera. Pues, más que una verdadera creación, una que tenga un principio y un fin, el ser humano parece más bien como si emanara gradualmente de lo desconocido; y lo hace en una forma claramente progresiva. Los agitados debates del pasado Jueves sobre este punto, fueron interrumpidos por fatiga, pasada ya la media noche, mostrando el estado de agitación y de confusión en que se encontraba un buen número de los asambleístas participantes. De seguir nosotros por este camino tan peligroso, el pueblo mismo se habrá de contagiar muy pronto de toda esa misma agitación y confusión. Y con razón.
Pues resulta muy fácil pensar que la Paz de este pueblo, así como sus verdaderos intereses, descansan en algún otro campo del saber humano; pero no necesariamente en la Ciencia Política, ni en las Creencias no racionales.
Las voces de moderación y de advertencia de un par de asambleístas, procedentes del campo de la MEDICINA y la GINECO-OBSTETRICIA, fueron más bien ignoradas. Ausentes estuvieron también aquellas voces que pudieran proceder del HUMANISMO, de la PSICOLOGIA, la FILOSOFÍA, la ETICA y las ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.
Ni la Ciencia ni la Medicina, pretenden saber lo que la Vida misma es, en su esencia, aunque si saben cómo se organiza la materia de un cuerpo orgánico. Pero la materia de un cuerpo orgánico no es todavía un ser, sino una potencialidad. Por el contrario aquellos asambleístas que invocaban la autoridad de las Sagradas Escrituras para satanizar el aborto en todas sus manifestaciones, parecían estar desconociendo en forma abierta las palabras de su propia Biblia, la cual señala al nacimiento en forma explícita:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y
sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.
(Génesis 2:7)
Los asambleístas que mostraron esa noche un razonamiento bíblico, desconocieron que cada embarazo humano tuvo como su origen un acto sexual, un acto material entre dos seres, pero sin un “origen divino”. El tradicional mandato, de “creced y multiplicaos” no dice explícitamente que Dios habría de intervenir en lo adelante en cada concepción humana. Eso no está en la Biblia, sino que lo enseña la Teología; y esta es un producto de los humanos. Pues, de ser Dios quien interviene en cada concepción, se abrirían de inmediato preguntas que han de resultar incontestables, como es esta: Si Dios condena la prostitución, el incesto y el adulterio, entonces ¿Cómo es qué Él siempre le da Vida al fruto de esos actos condenados?
REFLEXIONES MASONICAS.
En vista de las razones anteriores, la Gran Logia de la República Dominicana apoya aquellos argumentos del asambleísta Serulle, quien reconociendo la enorme complejidad del tema, así como su profundidad, no cree que el mismo debe de ser tratado a la ligera e incorporado a nivel constitucional. Pues el mismo ya está incluido dentro del Código Penal, en donde pueden hacerse aquellas excepciones que requieran los gravísimos dilemas que presenta cada caso y cada crisis particular. Estos dilemas han de ser enfrentados por el médico y por su paciente, sin que se requiera de legislaciones y de camisas de fuerza que vengan solo a entorpecerlo todo, poniendo en peligro, digamos, la vida de la madre. Y aparentemente cada caso es diferente y también es único.
Esta Gran Logia hace suya la sugerencia del asambleísta Cadet, quien al reconocer con asombro lo profundo de ese tema – la VIDA MISMA – invitó a todos a la reflexión, al tanto que pidió, en la forma más novedosa, que se busque seriamente – el redefinir de nuevo al ser humano, en toda su complejidad interna. Pero hacer esto no en el sentido tradicional, sino a la luz del conocimiento más multi-disciplinario que pueda existir hoy.
Esta Gran Logia, fundada en 1858, le pide hoy a la población civil dominicana, y ante todo a la mujer dominicana, aquella a quien ésta modificación constitucional podría perjudicar en la forma más grave, que contacten directamente a sus representantes asambleístas, en cualquier forma que les sea posible, y les soliciten la desaprobación de los artículos 30 y 44 propuestos. Este último favorece ante todo a la llamada “familia nuclear”, que discrimina en contra de la mayoría de los ciudadanos (54%) que hoy viven en familias monoparentales.
Los masones reiteramos nuestra convicción de que la Constitución de la República debe establecer explícitamente el laicismo como un medio de garantizar la plena libertad de conciencia de todos los dominicanos.
El Foro de Mujeres por la Reforma Constitucional es un espacio de
articulación en el que concurren organizaciones del movimiento de
mujeres unidas en el proyecto democrático de construir una propuesta
de Constitución que reconozca y garantice los derechos de las mujeres
como derechos fundamentales, una Constitución que incorpore las
miradas diversas de la sociedad dominicana.
A NUESTROS ASAMBLEISTAS, UNA DECLARACIÓN MASÓNICA.
ResponderEliminarEn estos días, la Paz y la tranquilidad de la familia dominicana
pueden quedar muy comprometidas, en razón de causas que ya han sido
puestas en movimiento, pero con unas consecuencias muy graves para
todos. Entre ellas está la siguiente:
Dentro de la honorable Asamblea Revisora, cientos de nuestros
asambleístas, que sucede representan al pueblo dominicano, se
encuentran a punto de incluir en la Constitución misma de la República
el artículo más delicado de todos y uno que no pertenece a la
Constitución. Se trata de que, supuestamente, la VIDA HUMANA se
inicia en el momento de la concepción; y desde ya tiene la protección
del Estado. Ese es el día en que se une el óvulo con el
espermatozoide dentro del útero de la mujer. Se trata de un día que
resulta totalmente desconocido para cada ser humano, y que ninguno de
nosotros se atrevería a señalarlo como su verdadero cumpleaños y su
onomástico. De ser aprobado ese artículo 30 que le han propuesto a
los asambleístas, ellos estarían determinando ahí el destino de todo
futuro aborto entre las mujeres dominicanas, sin importar las razones
y las circunstancias que los pudieran rodear, aun las más extremas.
Artículo 30, que sin quererlo podría costarle la vida a muchas
dominicanas y convertir a mucha gente inocente en potenciales
delincuentes.
Las mujeres representan un 52 % de la población, pero no
necesariamente en la Asamblea Revisora, ni en ningún sector del
Estado. Estos asambleístas que son legisladores y políticos,
mayormente masculinos, aparentemente están siendo influenciados por
dos fuerzas que no nos parecen como las más idóneas para una decisión
de esa naturaleza.
A la hora de las votaciones, el pasado Jueves 16, los asambleístas
parecen influenciados por líneas claramente bajadas desde dos fuentes
diferentes; ambas proceden de instituciones con disciplina,
organización y poder. Primeramente (1) desde las CUPULAS DE LOS
PARTIDOS, y (2) desde JERARQUIAS RELIGIOSAS. Los primeros son
expertos en Ciencias Políticas. Los otros se fundamentan en dogmas
que no son cuestionables y en la Fe ciega, la cual no requiere de
razonamiento. En aquella ocasión, los asambleístas de dos grandes
partidos, votaron por la prohibición absoluta del aborto; cosa que
hicieron en bloques unificados, demostrando con ello poner sus
intereses de partido por encima de los del pueblo dominicano, así como
de sus convicciones más íntimas.
Ahora bien, ¿saben ellos lo que es la VIDA misma? Y todavía más,
¿saben ellos cuando ésta COMIENZA?
De hecho: ¡Ninguno de ellos sabe, con la más mínima certeza, cuándo
comienza la vida!! En realidad nadie lo sabe. Se trata de algo
que, en sí mismo, es demasiado profundo y fácilmente cualquiera podría
argumentar que comienza: al nacer, al respirar, a los siete años; a
los catorce, a los veintiuno, etcétera. Pues, más que una verdadera
creación, una que tenga un principio y un fin, el ser humano parece
más bien como si emanara gradualmente de lo desconocido; y lo hace en
una forma claramente progresiva. Los agitados debates del pasado
Jueves sobre este punto, fueron interrumpidos por fatiga, pasada ya la
media noche, mostrando el estado de agitación y de confusión en que se
encontraba un buen número de los asambleístas participantes. De
seguir nosotros por este camino tan peligroso, el pueblo mismo se
habrá de contagiar muy pronto de toda esa misma agitación y confusión.
Y con razón.
Pues resulta muy fácil pensar que la Paz de este pueblo, así como sus
verdaderos intereses, descansan en algún otro campo del saber humano;
pero no necesariamente en la Ciencia Política, ni en las Creencias no
racionales.
Las voces de moderación y de advertencia de un par de asambleístas,
procedentes del campo de la MEDICINA y la GINECO-OBSTETRICIA, fueron
más bien ignoradas. Ausentes estuvieron también aquellas voces que
pudieran proceder del HUMANISMO, de la PSICOLOGIA, la FILOSOFÍA, la
ETICA y las ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.
Ni la Ciencia ni la Medicina, pretenden saber lo que la Vida misma es,
en su esencia, aunque si saben cómo se organiza la materia de un
cuerpo orgánico. Pero la materia de un cuerpo orgánico no es todavía
un ser, sino una potencialidad. Por el contrario aquellos
asambleístas que invocaban la autoridad de las Sagradas Escrituras
para satanizar el aborto en todas sus manifestaciones, parecían estar
desconociendo en forma abierta las palabras de su propia Biblia, la
cual señala al nacimiento en forma explícita:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y
sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.
(Génesis 2:7)
Los asambleístas que mostraron esa noche un razonamiento bíblico,
desconocieron que cada embarazo humano tuvo como su origen un acto
sexual, un acto material entre dos seres, pero sin un “origen divino”.
El tradicional mandato, de “creced y multiplicaos” no dice
explícitamente que Dios habría de intervenir en lo adelante en cada
concepción humana. Eso no está en la Biblia, sino que lo enseña la
Teología; y esta es un producto de los humanos. Pues, de ser Dios
quien interviene en cada concepción, se abrirían de inmediato
preguntas que han de resultar incontestables, como es esta: Si Dios
condena la prostitución, el incesto y el adulterio, entonces ¿Cómo es
qué Él siempre le da Vida al fruto de esos actos condenados?
REFLEXIONES MASONICAS.
En vista de las razones anteriores, la Gran Logia de la República
Dominicana apoya aquellos argumentos del asambleísta Serulle, quien
reconociendo la enorme complejidad del tema, así como su profundidad,
no cree que el mismo debe de ser tratado a la ligera e incorporado a
nivel constitucional. Pues el mismo ya está incluido dentro del
Código Penal, en donde pueden hacerse aquellas excepciones que
requieran los gravísimos dilemas que presenta cada caso y cada crisis
particular. Estos dilemas han de ser enfrentados por el médico y por
su paciente, sin que se requiera de legislaciones y de camisas de
fuerza que vengan solo a entorpecerlo todo, poniendo en peligro,
digamos, la vida de la madre. Y aparentemente cada caso es diferente
y también es único.
Esta Gran Logia hace suya la sugerencia del asambleísta Cadet, quien
al reconocer con asombro lo profundo de ese tema – la VIDA MISMA –
invitó a todos a la reflexión, al tanto que pidió, en la forma más
novedosa, que se busque seriamente – el redefinir de nuevo al ser
humano, en toda su complejidad interna. Pero hacer esto no en el
sentido tradicional, sino a la luz del conocimiento más
multi-disciplinario que pueda existir hoy.
Esta Gran Logia, fundada en 1858, le pide hoy a la población civil
dominicana, y ante todo a la mujer dominicana, aquella a quien ésta
modificación constitucional podría perjudicar en la forma más grave,
que contacten directamente a sus representantes asambleístas, en
cualquier forma que les sea posible, y les soliciten la desaprobación
de los artículos 30 y 44 propuestos. Este último favorece ante todo a
la llamada “familia nuclear”, que discrimina en contra de la mayoría
de los ciudadanos (54%) que hoy viven en familias monoparentales.
Los masones reiteramos nuestra convicción de que la Constitución de la
República debe establecer explícitamente el laicismo como un medio de
garantizar la plena libertad de conciencia de todos los dominicanos.
ABORTO SI!!! ABORTO NO!!! ESO LO DECIDO YO!!! DEJENME ABORTAR!!! DEJENME DECIDIR SOBRE MI VIDA Y MI CUERPO!!!
ResponderEliminarYo no escribo usualmente de temas políticos en mi tumblr pero que esto se este debatiendo a esta altura del juego es increíble y me obligó a hacerlo.
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