viernes, 25 de septiembre de 2009

Triunfó la Cobardía

Por: ISMAEL MEDINA
Nuevo Diario
21 de septiembre de 2009



Tal como era previsible, nuestros legisladores reunidos en la Asamblea Nacional Revisora, ratificaron la aprobación del polémico y controversial artículo 30, por medio del cual se inscribe en la Carta Sustantiva una disposición que nos remonta a los tiempos de la Edad Media.



Resulta asombroso que entrado el siglo 21, y con un congreso integrado por una matrícula de amplia mayoría peledeísta, el partido de Juan Bosch; y además por una segunda fuerza que dice responder a los lineamientos del Socialismo Democrático, el partido de Juan Bosch; y además por una segunda fuerza que dice responder a los lineamientos del Socialismo Democrático, el partido de Peña Gómez, se pusieran de acuerdo para aprobar un texto promovido por un sector retardatario de la Iglesia Católica, que había recibido un amplio rechazo de la comunidad científica, las organizaciones feministas y organismos internacionales, como UNICEF, que se habían manifestado en contra, al considerar que su aprobación limita el ejercicio de la medicina y pone en peligro la vida de la mujer cuando se encuentra en situación de riesgo como consecuencia de un embarazo.



La mayor responsabilidad cae sobre el partido oficial y su presidente el doctor Leonel Fernández, en primer lugar por introducir el controversial texto en el proyecto de reforma constitucional y en segundo lugar por constituir la fuerza determinante en la decisión final, a pesar del intento de última hora de dejar los legisladores peledeístas en libertad de “votar por lo que le dite su conciencia”. El PRD y su presidente, Miguel Vargas Maldonado, también dieron muestra de su sumisión a los dictámenes del Cardenal, bajando líneas a sus legisladores para que votaran a favor del texto.



Hay que reconocer la valiente decisión del grupo de congresistas que defendió hasta última hora que el artículo fuera excluido del texto constitucional. Entre los que hay que reconocer el papel de Minou Tavares Mirabal e Isabel Bonilla, del presidente de la Cámara de Diputados y Vicepresidente de la Asamblea Revisora, Julio Cesar Valentine, y de la diputada perredeísta Josefa Castillo, que votó en contra de la pieza desobedeciendo los directrices de su partido, entre otros.



En mi caso, no me sorprendió la decisión, pues en febrero del 2007 escribí un artículo titulado “El debate sobre el aborto, a propósito de la controversia que se suscitó en ese momento, cuando se discutía la posibilidad introducir la despenalización del aborto en el Código Penal.



Por ahora sólo me limito a decirle a quienes votaron por el artículo 30, por miedo, por temor a perder sus cargos, o por disciplina partidaria, como ha señalado el licenciado Julio Cesar Valentín, que quien escribe no votará nunca por legisladores cuyas conductas esté pautada por esos antivalores. Pero en definitiva mi voto no cuenta, pues el Cardenal y los sectores a que se plegaron les garantizan los suficientes para preservar sus posiciones. Tiempo llegará en que podamos darnos una constitución que sea el resultado de deliberaciones juiciosas y sin la intervención de componendas para arreglos interesados.

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