martes, 5 de mayo de 2009

Reforma de la Constitiución; Retroceso del artículo 30

Por: Eduardo J. Tejera
28 de abril de 2009
www.eduardotejera.com

En estos momentos se celebran las sesiones de trabajo de la Asamblea Nacional Revisora de la Constitución de la República, en base a un anteproyecto auspiciado por el Presidente de la nación, Dr. Leonel Fernández. El borrador que se encuentra bajo estudio y aprobación artículo por artículo por la Asamblea, fue preparado por una Comisión de Juristas de diferentes partidos y especialistas independientes. No obstante, una vez sometido a debate en la Asamblea Revisora, se están realizando cambios inesperados y algunos conceptos y textos los han modificado, afectando la intención original. La sociedad civil, el ciudadano debe exigir más de los asambleístas e involucrarse en un proceso de revisión Constitucional que afectará nuestras vidas.

El país está, pues, ante una tarea muy importante, la de reformar la Constitución y actualizarla en varios aspectos políticos, institucionales, sociales y económicos, aunque en otras ideas básicas se está retrocediendo y parece un contrasentido. Sin embargo, los partidos políticos están dominando el proceso de revisión Constitucional de manera muy acelerada, sin contar con las opiniones de grupos y entidades independientes. La sociedad se siente atropellada con esta rapidez.

En un tema concreto, definido en el Art. 30, sobre el aborto y las condiciones especiales en que puede practicarse, se ha cometido un grave retroceso, que viola los derechos humanos de la mujer e introduce la versión limitada y fundamentalista Católica sobre la concepción de la vida, a la Carta Magna de una país democrático y pluralista, en donde se respeta el derecho a la libertad de pensar y escoger de cada ciudadano. En donde ningún sector o movimiento debe imponer su particular visión y dogma. Esto es muy negativo. Todos los partidos políticos han aprobado el texto del Art. 30, que prohíbe y convierte en crimen penal, el aborto por embarazo ectópico, el aborto terapéutico o de mujeres y niñas en situaciones extremas de violaciones y enfermedades terminales, aún cuando la vida de la madre esté en peligro. Esto es una barbaridad inhumana.

Hemos ido, pues, hacia atrás, llevado de la mano, de las ideas intransigentes de la Iglesia que ha forzado el texto del Art. 30 y de grupos politiqueros oportunistas, que con una agresiva campaña mediática, han roto y contravienen toda filosofía moderna abierta y libre, en la cual la mujer tiene el derecho inalienable a decidir su propio destino. El texto que existe en Constitución actual del 1966 y los cambios del 94, es más flexible y liberal, que la que en algunos temas se propone ahora, sin las concepciones apasionadas religiosas y conceptos unilaterales que ahora están imponiendo.

Para los verdaderos demócratas el Art. 30 sobre la práctica del aborto y su penalización a los médicos especialistas, en la nueva reforma Constitucional es un retroceso político y social en materia de derechos humanos fundamentales para la mujer y en otros temas sociales. Por eso me sumo al gran clamor de todos los liberales, grupos femeninos y de profesionales y movimientos Cristianos, contra el oportunismo de toda la clase política, la oficial el Partido de la Liberación Nacional (PLD) que rechazó de plano los ideales de su fundador Juan Bosch y de la desconcertante oposición política del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Partido Reformista que aprobaron este nefasto Art. 30, en contra de sus presumidas ideas modernas y socialdemócratas y reformistas. Todos los asambleístas juntos, aliados en la contrarreforma y el oscurantismo, votaron a favor del Art. 30, que prohíbe todo tipo de aborto a la mujer, aún en caso de peligro de muerte, enfermedad grave y el aborto terapéutico. Esto es un abuso legal y filosófico.

Hemos vuelto a la caverna moral y religiosa. Son reminiscencias de la Inquisición y la estrechez mental, que tanto daño y atraso le ha causado al mundo hispano y Católico en general. Una República moderna, con pretendidos partidos progresistas en el Poder y con un partido mayoritario en la oposición supuestamente socialdemócrata y liberal, votaron contra las ideas más prevalecientes y aceptadas en todo el mundo moderno y en convenciones internacionales sobre la salud. Los partidos de origen liberal se han derechizados por traición y oportunismo. Se ha violado el derecho de la mujer y se ha instaurado la concepción del oscurantismo religioso y de algunos grupos, con su particular y desfasada visión de la vida, pero no el consenso de toda la sociedad.

La Asamblea Revisora en sesiones relámpagos y sin discusión seria, aprobó una artículo que penaliza a las mujeres y doctores que traten de salvar una vida. Se impuso la politiquería oportunista y se echó a un lado las opiniones sensatas de la Academia de Ciencias, la Asociación de Médicos, la Asociación de Ginecólogos y Obstetras y muchos grupos más, hasta conservadores, pero realistas, con los pies en la tierra. La ciencia y la libertad de decidir de un paciente con su médico ha sido anulado, por un texto Constitucional retrógrado y antisocial. Es una especie de machismo jurídico y moral. La mujer no tiene nada que opinar ni decidir. Para eso están los curas y los políticos asambleístas y sus anticuadas concepciones de la vida y la libertad humana.

La Asamblea Revisora en su segunda lectura debe modificar este texto repudiado por la mayoría de la sociedad. Este es un país pobre y donde se comenten grandes abusos contra la mujer y niñas ultrajadas y nadie debe decidir por ellas, si puede o no puede tener un hijo, so peligro de su propia vida. Hay una idea de la concepción supuestamente divina, y no real y científica detrás de tanto fanatismo. Lo peor de colocar estas prohibiciones en la Carta Magna es que se convierte en un dogma inflexible, cuando estos temas deben pasar a leyes ordinarias, que evolucionen con los valores de la sociedad. Además, el Art. 30 afectará, como siempre, más a los pobres, a las mujeres y niñas marginadas, a las violadas, las embarazadas con enfermedades como el SIDA, o las que su vida clínicamente esté en peligro de muerte, que son las que no tienen recursos para viajar al exterior o buscar otras alternativas que con dinero se encuentran.

Son las madres y las niñas indefensas pobres las que sufrían con mayor rigor esta injusticia y falta de pragmatismo individual y colectivo. También los médicos estarían en un grave dilema y limitación a su profesión y juramento de salvar vidas; a quien salvan a una madre embarazada de manera forzosa y violenta, o con enfermedades terminales o al embrión sin una definición clara de la vida. Ese dilema es médico y científico y no debe ser examinado por concepción moral de un solo segmento de la sociedad. Somos modernos y plurales a las ideas o no? Los políticos oportunistas, agitados por la visión religiosa que realizó una campaña mediática nunca visto en el país, han olvidado que todos tenemos el derecho a la vida y a la libertad de pensar y escoger.

Esperemos que los asambleístas en la segunda lectura del anteproyecto de reforma Constitucional, vuelvan a la sensatez, la cordura y a mantener posiciones liberales pluralistas y democráticas. El derecho a la vida existe y es una doctrina con la que todos estamos de acuerdo. Ahora no hay acuerdo moral, religioso o científico, cuando exactamente comienza la vida entre todos los ciudadanos. Por eso debe mantenerse textos abiertos, neutrales y sin ningún postulado de un solo segmento religioso o moral de la sociedad, porque eso sería marginar al resto de las iglesias y del pueblo. Una grave discriminación. Somos una nación democrática y plural, en donde deben prevalecer las ideas modernas del derecho a escoger de la mujer y la libertad de conciencia.

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